Hospitalidad criolla

Título

Autor

Elflein, Ada María

Fecha

1908

Resumen

El recientemente inaugurado tren que conecta Buenos Aires con Bahía Blanca ha debido detenerse antes de llegar a destino por el derrumbe de uno de los puentes del camino. Los pasajeros se ven obligados a pasar la noche en el pueblito que está junto al puente. Allí, son alojados por un estanciero que les brinda su hospitalidad. En la sobremesa, hablando de hospitalidad criolla, el dueño de casa cuenta una historia que ilustra cómo la hospitalidad del presente no es tanta como la que había en la época de Rosas. Se inicia así un relato enmarcado, situado en 1825 en una estancia de Rosas. El abuelo del estanciero, Don Valentín, ha conocido la historia de Lino Sánchez. Lino era un joven bueno y afortunado, que estaba por casarse con una criolla muy vivaz. Pero debe alistarse en las batallas, siguiendo a Rosas, “el más gaucho entre ellos, un respeto y una veneración sin límites”. Al regresar, se encuentra con que su prometida ha huido con otro gaucho. Afligido, se instala en un rancho solo y no se casa con ninguna otra mujer. Como es muy hospitalario, su casa se convierte en paraje de todos los viajeros. Un día llega un viajero a quien Lino no conoce: lo recibe y le dice que se acomode, que allí nadie lo amenazará. Otro de los viajantes le avisa al dueño de casa que acaba de alojar al gaucho que le robó la novia. Tras un momento de furia, Lino Sánchez envaina nuevamente su facón, pues ha prometido que bajo su techo se está tranquilo. Ese es, para el estanciero, el mayor ejemplo de hospitalidad.