Dos peticiones

Título

Dos peticiones

Autor

Elflein, Ada María

Fecha

1918

Resumen

En algún punto de Neuquén o Río Negro, Alberto Contreras, geólogo, llega con su asistente a la tribu del cacique Chacayal, llega de visita un huinca (blanco) que dice ser amigo del gobernador y persona importante. El cacique lo recibe con todos los honores del caso: Contreras, por su parte, lleva muchos regalos. Luego del baile que organizan en su honor, muy tarde en la noche, Contreras y su asistente entran a su toldo y Contreras descubre que le falta “una cantimplora con cognac fino”. Se la había robado Inacayal, hijo de Chacayal, y se había emborrachado. El doctor le aplica cataplasmas de árnica y el niño mejora en seguida. Chacayal se siente su compadre y en deuda para siempre. Pero la machi o curandera maga de los mapuches, había presenciado toda la escena y durante la noche convenció a su tribu de que la desgracia la traía el blanco. Así, al despertar, el doctor y su asistente se encontraron con que todos los indios los miraban mal. Desconcertado, Contreras fue a hablar con Chacayal: ¿por qué, si anoche salvé a tu hijo, hoy me increpas? Chacayal se encierra con ellos en un toldo: allí pasan la noche. Por la madrugada, les indica que deben huir porque la tribu los quiere matar. Guiados por el hijo mayor del cacique, los blancos huyen. Treinta y cinco años más tarde, el doctor y su asistente regresan en automóvil. Le cuentan al chauffeur la historia. Se cruzan con un hombre a caballo: el conductor les dice que ese es Juan Inacayal. Cuando se presentan ante Inacayal, no sólo se acuerdo de ellos sino que lleva encima con él el “cuchillo con vaina y mango de plata” que le regalara años atrás el doctor a Chacayal. El doctor dice que él era compadre de su padre y que, por tanto, Inacayal puede pedirle lo que quiera: el hijo del cacique no le pide armas para matar huincas, como hiciera su padre, sino una escuela: y por eso se convierte para el anciano Contreras en “el símbolo del progreso de la patria”.